Las embarcaciones deben tener navegabilidad: es decir, tienen que ser aptas para navegar (avanzar por el agua).
Además necesitan contar con alguna clase de medio de propulsión. Estos recursos pueden resultar simples como las velas (lonas que, al recoger el viento, empujan la embarcación) o los remos (palas que realizan palanca en el agua), o ser más complejos como las máquinas que, apelando a la electricidad o a la combustión, producen un impulso subacuático.

Si tiene un envío internacional, se presenta la decisión de enviarlo por aire o por mar. El transporte marítimo no es tan rápido, pero en general es mucho menos costoso y la capacidad es significativamente mayor. Los envíos que tienen un alto nivel de urgencia son los más adecuados para ser enviados por aire. Sin embargo, los envíos marítimos operan en un horario semanal regular, por lo que las empresas que desean realizar envíos internacionales de manera regular sin tanta urgencia, podrán ahorrar una gran cantidad de dinero y molestias al usar el transporte marítimo.
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